Cada imagen esconde capas de significado, como si fueran hojas de tu diario secreto donde lo esencial no siempre está en lo que se ve, sino en lo que se recuerda — a veces nítido, otras desvaneciéndose — Históricamente, todos han utilizado narrativas visuales y orales para preservar su identidad. Hoy vivimos en un mundo digital, donde lo hecho a mano es otra herramienta clave para este propósito, – son opciones – lo que debe prevalecer es el diálogo entre generaciones que enriquece tanto a quienes comparten como a quienes reciben. Por ejemplo: La cianotipia es una técnica bellísima y los fotógrafos actuales editan imágenes en software como Photoshop, las imprimen en transparencias y las usan como negativos para realizar algo similar, combinando lo analógico y lo digital. También incorporan elementos naturales como agua o arena durante la exposición, creando efectos inesperados. – pero sobre todo mantienen la nostalgia –
«La memoria visual colectiva se construye en estos espacios de diálogo entre maestros y aprendices; es un tejido que conecta pasado y futuro.» – Milton Glaser, entrevista en «Design Matters» (2010)
El portafolios de un artista emergente es su diario secreto, recordatorios de lo que siente, susurros de quien alguna vez soñó ser. Y en una revisión de portafolios intergeneracional, está a punto de ser abierto, para desnudarse ante el artista experimentado, un mentor, sí, pero es un desconocido. Entonces cuando esa persona lo sostiene, empieza a hablar y sonríe. – ¿qué? – Es porque el Angulo de la escena debe cambiar, ya no eres tú, es esa persona que también estuvo ahí alguna vez: con su memoria, testimonio y, sobre todo, con esa manera similar de decir «estoy aquí».
Las revisiones de portafolios tienen sus raíces en las antiguas relaciones maestro-aprendiz que datan del Renacimiento. Como explica Howard Gardner en «Mentes creativas» (1993), estos intercambios representaban mucho más que una simple transmisión de habilidades técnicas—constituían una inmersión completa en una forma de pensar y ver el mundo. Luego las Academias de arte formalizaron el proceso con críticas estructuradas. Y hace apenas un siglo se dió un auge de las escuelas de fotografía y revisiones abiertas en festivales. Para que actualmente nos encontremos con plataformas digitales y revisiones con IA que permiten una crítica automática. – DEBATE: Creo que es una herramienta útil, rápida y objetiva, pero un mentor humano aporta interpretación, contexto y orientación personalizada, basada en experiencias. –
- Época pre-digital (1950-1990): Revisiones formales centradas en técnica y oficio, con clara jerarquía maestro-estudiante.
- Transición digital temprana (1990-2010): Introducción de portafolios mixtos (físicos/digitales) y mayor énfasis en conceptualización.
- Era contemporánea (2010-presente): Modelos híbridos que privilegian el intercambio multidireccional y reconocen la expertise distribuida.
Así es como el arte se mantiene vivo, no solo por la técnica, sino por que se comparte. Porque un portafolio no es solo un conjunto de imágenes; es un diario de secretos que merecen ser contados una y otra vez, con nuevos perfiles y nuevos matices – por eso tienes que estar preparado para un dialogo. – Estructurar estos encuentros alrededor de temas o preguntas específicas, en lugar de evaluaciones generales, produce diálogos más profundos.
Según la investigación de Grant Kester en «Conversation Pieces» (2004), hemos pasado de un modelo jerárquico vertical a uno más horizontal y dialógico.